El dio un paso al frente en Europa al imponerse de manera rotunda al potente Olympiacos por 98-85. El conjunto griego era una buena piedra de toque para medir la recuperación anímica y de juego de los azulgrana desde la llegada del técnico catalán y el equipo superó el examen con nota. Una batería de 13 triples y el torrente de puntos de Clyburn (28, con siete bingos lejanos) y Punter (24) desmontaron a la tropa de Fournier y Vezenkov.
Una defensa a la altura del gigante que tenía enfrente y una ráfaga de triples (Clyburn, Punter y Shengelia) concedieron a los azulgrana el primer mando del encuentro: 15 de sus 17 puntos iniciales los firmaron desde el perímetro. Hasta que despertó Fournier para morder por fuera y unirse al poderío interior de Milutinov (21-22).
La fiebre exterior de Clyburn y Punter permitió al Barça seguir con los puños en alto. Era su mejor momento, apretadas las líneas atrás y certeros para encontrar la mejor baldosa en el ataque. Un triple al agua de Milutinov simbolizaba el colapso del Olympiacos mientras Vesely machacaba el aro griego tras un pase con caño de Shengelia. El Palau era una fiesta por las constantes recuperaciones del Barça ante el cabreo monumental de Bartzokas (72-56).
El primer contragolpe del Olympiacos llegó al principio del último cuarto, síntoma de su incomodidad. Vezenkov arreó un codazo a Parra que también reflejaba esa impotencia. Después de una temporada sufriente, el Barça disfrutaba como nunca y solo tuvo que mantener el guion para abrochar un triunfo con mucho peso.