La Fórmula 1 vuelve a la casilla de salida: tras el Mundial ganado por Norris, las escuderías se preparan para una revolución en 2026

De cualquier forma, el zarandeo de los motores es de tal envergadura que los hay que parecen estar a punto de rendirse antes incluso de comenzar. , que regresa para enfrentarse a un reto pluscuamperfecto. Tal vez, demasiado. Al parecer, varios técnicos incorporados recientemente a Red Bull Powertrains, la división de motores de la estructura energética, ya han dejado su puesto ante la que se les viene encima. Otro fabricante sobre el que se ha instalado un gran interrogante es Honda, . En Abu Dabi hubo quien llegó a insinuar que el fabricante japonés no llegaría a tiempo para los primeros test, programados entre el 26 y el 30 de enero, en Montmeló. “Yo ya tengo los vuelos para ir”, respondió Fernando Alonso, que a sus 44 años dispone de un último cartucho. Quien parece tenerlo todo más controlado es Mercedes y, en menor medida, Ferrari.

El otro gran foco del cambio será el aerodinámico, que en la F1 reciente ha llegado a tener incluso más influencia que los propulsores. Los bólidos serán 20 centímetros más cortos y diez centímetros más estrechos, y 30 kilos más ligeros, y tendrán un perfil menos complejo desde el punto de vista de los alerones. En resumen, serán menos armatoste para que ganen reactividad, puedan acercarse al coche de delante y permitan cambios de dirección más ágiles.

Tras muchos años de críticas por la escasez de adelantamientos que se veían, la F1 introdujo el alerón trasero móvil (DRS) en 2011. El sistema reduce la resistencia aerodinámica y permite que el monoplaza que circula detrás gane alrededor de 15 kilómetros por hora en las rectas delimitadas para su uso. En 2026, este mecanismo tal y cómo se concibió, desaparecerá, a favor de la aerodinámica activa, basada en dos modos: el Z y el X. En el primero, el de ataque, al trazar las rectas, las alas adoptarán una configuración más plana para facilitar alcanzar la máxima velocidad posible. Sobre el papel, estaríamos hablando de proyectiles lanzados a más de 380 kilómetros por hora. En el segundo, el Z, crecerá la carga aerodinámica y el agarre, al paso por las curvas. Combinado con ello, los pilotos dispondrán de un botón a modo de nitro, que ofrecerá un extra de potencia proveniente de las baterías, cuando estén lo suficientemente cerca del rival de delante.

En definitiva, una vuelta completa al calcetín, que genera casi más dudas que expectación, al menos dentro de los propios equipos. Los interrogantes son de tal envergadura que esas primeras pruebas, en Montmeló, se llevarán a cabo a puerta cerrada, sin la presencia de prensa ni televisión, para así evitar posibles bochornos.